Me acaba de llegar el cuestionario de un trabajo final de grado. Como de costumbre la misma resistencia, pereza e irritación al leerlo y tenerlo que contestar. El problema está en que la totalidad de ellos son encuestas.
En primer lugar, lo que a mí realmente me gustaría sería corregir las preguntas. El 95 % de las preguntas me irritan y quiero rebelarme contra ellas reescribiéndolas. «Mira, esta pregunta no la puedo responder en estos términos porque esto no lo veo, esto es así y no así, esto es solo una parte de todo lo que yo te puedo contar, etc. «. Básicamente el problema con las encuestas es que están planteadas de forma que no importa lo que piense o sepa sino que lo importante es acomodar las respuestas a los ítems establecidos antes de preguntarme. Entonces, digo yo, por qué me preguntas si ya previamente está decidido que sálo hay tres respuestas posibles. Yo quiero ayudar realmente a esa persona a hacer su investigación pero no puedo mentir y acomodarme a la encuesta, yo necesitaría dialogar con esa persona acerca de las preguntas que formula, qué significan esas preguntas para mí, qué tengo que responder o qué sé acerca de eso que me preguntan. Pero cuestionar la pregunta es absolutamente necesario para mí.
Por ejemplo, varias encuestas me han interpelado en tanto que «andaluz». Yo no puedo responder algo en tanto que «andaluz» porque no soy andaluz, sea lo que sea. Eso es una categoría atribuida a mí, por tanto yo no puedo responder en tanto que andaluz porque para mí eso no signifca nada. Si andaluz tiene algún significado será para la persona que me lo atribuye, de forma que tendrá que ser esa persona la que tendría que responder. Yo tendría que cuestionar esa categoría e impugnar la pregunta. Esa sería mi respuesta. Puedo hacer eso en una entrevista abierta, pero no en una encuesta. Como me tomo muy en serio este tipo de cosas y realmente quiero contribuir honestamente a la investigación y ayudar a la persona, no puedo responder con la conciencia tranquila.
En otras ocasiones, las preguntas y las respuestas que se ofrecen no tienen sentido, conducen a resultados totalmente engañosos principalmente porque el diseño del cuestionario opera un reduccionismo tan atroz que cualquier parecido entre «la realidad» y lo que vaya a desprenderse de las respuestas del cuestionario será pura cuasualidad. No se puede responder algo sabiendo que eso no es «la verdad». Las comillas en «la realidad» y «la verdad» hay que tomarlas muy en serio, por supuesto.
Esta es la explicación de por qué no respondí algunos cuestionarios de investigación.